La Doctrina de los Apóstoles
Creemos en la Biblia. Creemos que la Biblia es la Palabra infalible de Dios (Salmo 12:6; Proverbios 30:5; Isaías 40:8), y que toda la Escritura es inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21). Creemos que la fe en Dios proviene directamente de la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Creemos que la Biblia tiene poder para guiar al errante (Salmo 119:105), alimentar al hambriento (Mateo 4:4), convertir el alma (Salmo 19:7), salvar al perdido (2 Timoteo 3:15; 1 Pedro 1:23), guardar al justo (Salmo 37:31), santificar y purificar a la Iglesia (Salmo 119:9; Juan 17:17; Efesios 5:26), y resistir la prueba del tiempo (1 Pedro 1:24-25). Por tanto, la Biblia tiene absoluta autoridad en nuestras vidas.
Creemos en un solo Dios (Deuteronomio 6:4), quien Se ha expresado a Sí mismo en una variedad de modos según Sus propósitos, inclusive como el Padre en la creación, el Hijo de Dios en la redención, y el Espíritu Santo en operación y morada; sin embargo, el hecho de que El se ha expresado de estas maneras en ninguna manera disminuye Su unicidad esencial. Creemos además que Jesucristo es el único Dios verdadero, manifestado en carne (I Timoreo 3:16), y que la plenitud de la Deidad habita en él corporalmente (Colosenses 2:9).
Creemos en la obra expiadora de Jesucristo. Creemos que la salvación se obtiene por gracia, por medio de la fe en la Palabra de Dios y la obediencia a la misma (Efesios 2:8-9). Esta obediencia incluye, como componente crítico, cumplimiento con el plan bíblico de Salvación según fue expresado en Hechos 2:38, el cual empieza con el arrepentimiento. Por tanto, en obediencia al mandato de Jesucristo (Mateo 28:19) y el ejemplo de Sus Apóstoles (Hechos 2:38; Hechos 8:16; Hechos 10:48; Hechos 19:5; Hechos 22:16), practicamos el bautismo en agua por inmersión en el nombre del Señor Jesucristo para perdón de los pecados. También experimentamos el llenamiento del Espíritu Santo con la evidencia inicial del hablar en otras lenguas (Hechos 2:4) como un elemento esencial de la salvación.
Creemos en la pronta venida de Jesucristo para tomar Su iglesia a Sí mismo. Creemos que El volverá por una iglesia santa y separada del mundo; de modo que enseñamos un estilo de vida de separación y santificación al Señor en preparación para Su venida. Esto es consistente con el mandamiento del Señor de ser santos (I Pedro 1:15-16) y con el absoluto bíblico que sin la santidad, nadie verá al Señor (Hebreos 12:14).
Creemos que es la responsabilidad de la Iglesia compartir las Buenas Nuevas del evangelio con toda cultura y nación. Por tanto, el propósito declarado de La Congregación en San Felipe es el de fielmente ministrar el evangelio de Jesucristo a cuantos hombres, mujeres y niños de nuestro mundo como podamos, antes que regrese Jesucristo.